Resumen del libro de Rafael Echeverría

domingo, 25 de noviembre de 2012

10. Hacia una ontología de la persona

Los seres humanos comparten una particular forma de ser, esto es, la forma de ser humana. Compartimos una forma común de ser y esta forma de ser humana permite infinitas formas de realización, podemos ser humanos de infinitas maneras. Todas esas formas comparten algunos aspectos constitutivos o genéricos básicos que pertenecen a todos los seres humanos (la dimensión ontológica) y, al mismo tiempo, dan pie a una variedad infinita. Esta forma particular de ser que somos como individuos es a lo que denominamos "persona". La persona representa nuestra particular forma de ser humanos.

Aristóteles sostuvo que el ser humano es por naturaleza un ser político. Carlyle, después de muchos años, sostuvo que el ser humano es un animal que usa herramientas y que sin herramientas no era nada. Ambos, tanto Aristóteles como Carlyle, parecen haber apuntado hacia dimensiones indiscutibles del ser humano. Si buscamos los rasgos que caracterizan al ser humano, incluso aquellos que lo caracterizan de manera exclusiva, obtenemos una muy larga lista. Tras la búsqueda de esta condición primaria, la interpretación predominante ha sido la de apuntar a que los seres humanos somos animales racionales, animales provistos de razón. Este postulado fundamental ha tomado diversas formas y, de un modo u otro, está contenido en aquellos enunciados que dicen que lo que nos hace como somos es que poseemos una conciencia, una mente, un espíritu, alma, etc. Todos ellos suelen ser variedades dentro de este planteamiento básico que nos interpreta como seres racionales, como animales provistos de razón. Este postulado fundamental ha tomado diversas formas y de alguna manera u otra se encuentra contenido en aquellos enunciados que dicen que lo que nos hace como somos es que poseemos una conciencia, un espíritu, alma, una mente, etc. Todos ellos suelen ser variaciones dentro de este postulado básico que nos interpreta y explica como seres racionales. Esta interpretación, sin embargo, presenta -desde la perspectiva de la ontología del leguaje- algunos problemas importantes.